domingo, 2 de mayo de 2010

"Rememorando a un amigo"


Rememorando a un gran amigo
un (1) año después de su trascender
CARLOS ALFONSO URIBE MARTINEZ
MAYO 6 DE 2.010


Percibimos aún
el resonar
de las campanas,
en los atardeceres
llenos de brillo
primaveral,
donde
su fulgor
es el repaso
de aquel día triste,
en que nuestro amigo
partió
sin despedida,
ni siquiera decir
un hasta luego,
Ahora,
solo almaceno el polvo
de la remembranza
que siempre me ha acompañado
desde aquel 6 de mayo
en la que la floración
lucía
sus más vistosos trajes
para un corazón
envuelto en llamas.

Tus poemas, fueron la parte
más afable de tu ser
y antes de pagar tu duelo
consignaste
una hermosa
inspiración que dice así:

Distanciado para siempre

Extenso azul
derramado centinela
compañero fugaz del mar
en el océano
profundo de mi mente.
Fuerza fugaz del sentimiento,
en el horizonte duermes
en tu forma natural.
Flores inauditas
te dejan libre,
se deslizan,
se transforman en
mensajeras eternas.
Ojos mirando entre
las sombras verdes
a lo lejos derraman
su árida ternura.
Flores extensas,
hojas blancas,
prolongan su mirada
descentrando el horizonte unido,
transformando el regreso
de mis sueños.
El cálido desierto brilla
encima del azul lejano,
la espiga dorada
señala con sus manos
el sendero oculto,
diluvio invisible
navegando en el mar de mí silencio
ahogas mis recuerdos
salvando así mi vida.
Carlos Alfonso Uribe.

Carliche:,
Embarcado
en ese navegar del silencio
sin ahogar tu recuerdo,
ten presente que,
tu compromiso
es continuar
en misión
de Embajador
de las reminiscencias
en las manifestaciones
de la inspiración,
poseyendo como testigos
los umbrales
de tu mundo y el mío,
para enriquecer
la libertad de los recuerdos
en los brotes
de la alucinación poética,
y así
poder prolongar
el resonar
de los cariños
inmensos,
arropados
en la amistad eterna.

Abrazos inmensos
en tu verdadero cobijo,
la inmortalidad

lunes, 31 de agosto de 2009

"Haces falta Amigo" Fernando Benedetti Racines


Después de tu partida
Hace unos pocos meses,
sin dudar que navegas
en el perfume de la eternidad
en donde no existe el tiempo,
me detengo y pienso
que ahora nos quieres decir algo
desde arriba,
desde tu nueva morada
ó tal vez ya nos dijisteis todo
lo que tenías que decirnos.
Si quieres habla,
porque nosotros te tendremos
ocupado con tus poemas
y con los versos del infinito,
ya que fuiste uno de sus más activos miembros.
No te la pondré difícil,
desde lo alto como espíritu del bien,
inspira a tus colegas
para que escribamos
locuras cuerdas,
para que interpretemos
los instantes
codificados de la vida,
expresadas en
palabras de color
en blanco y negro,
para jugar a diario
con la luz del universo
sutil visitadora,
en la flor como en el agua,
para navegar sobre las pasiones
de lo que será el futuro
que solo se pueden ver en los ojos
de aquel poeta apasionado,
que de los instantes del ahora
los convierte
en los recuerdos de las flores
adormecidas en el silencio puro.
Continúa con ese soplo demencial
para que nos certifiques,
que el espíritu de la tempestad
baila sobre las ciénagas
de la tristeza,
como si fueran
verdes sus praderas
y que es en el jardín de la alegría
donde florece la sonrisa de la vida,
de las musas, de los caminos,
de las caricias inéditas,
arropadas
por ese talismán ciego
de tu alma enardecida,
porque fueron tus palabras
expresadas
en los papeles
de la inspiración nocturna,
cuando afloraron los sentimientos
de la furia de tus poemas,
y donde aprendiste
que los silencios
eran como acariciar el cielo,
máxima expresión del alma.
Cuanto daría por gritar
en el silencio,
sin despertar a nadie,
sin darme cuenta
que estoy gritando,
pero que soy arrullado
por el silencio mismo.

Carliche, vives en los sentimientos de tus amigos.

sábado, 25 de julio de 2009

" A MI AMIGO CARLOS ALFONSO" Por Fernando Benedetti Racines

Carliche:

Tu ausencia se asemeja al reloj de arena
que bordan los días, las horas, los segundos
con la rigidez de los espacios,
te recuerdo en aquel árbol que se desoja
en el otoño,
pero también te evoco en el desierto de Atacama,
donde la soledad te rindió tributos
en los deseos del alma
y porque no, también te recuerdo
en las islas galápagos, cuando el amor por la naturaleza
marco el rumbo de cambiar los toros por los poemas rotos.

Conocí a Sean Sebastián tu hijo,
sin lugar a dudas se puede afirmar que de palo tal astilla,
trasluce en él tu talento ensordecedor
y el cariño de un alma bondadosa
regada por el agua de una huella sueca
que imprime su carácter.
Es el actor que devolverá tu aliento
a los recuerdos que tus amigos
aguardamos en la taciturna espera
de los vacios fraternales.

Recuerdo aún tu poema
en que la guitarra suena
en esas manitas
donde las notas de plata
acarician los oídos
no vibran,
aprenden de la vida
que es mejor estar muerto
que agonizar en el olvido.
Se levanta sonámbulo
el reflejo de la música
que no escucha el interior de mis sentidos
pero que parpadeaba ciega
en el lecho de un alma herida.

Esas últimas estrofas hacen parte de tus poemas,
de la manifestación de tu corazón de poeta lirico
que despierta una luz que se duerme
pero que no se olvida y
que siempre serán cuerdas de la guitarra
que te acompañará en los sinnúmeros
visitares en la diversidad del universo.

Hoy tus amigos seguimos el agua refrescante
de la acequia, que permanecen en el recorrido
de las remembranzas de la personas
que nos asomamos
en la ventanas de la amistad eterna.

miércoles, 17 de junio de 2009

"TESTAMENTO" Fernando Benedetti Racines

Testamento
Benedetti 06/09

Dono mi cerebro para que puedas recordar
Lo bello de la intimidad de las tardes de junio
Inmortalizando las gotas que gime tú sudar
Allí nace el gozo, pero también el infortunio.

Te dejo mis ojos para refrescar
Las estaciones y en el horizonte ver
La primavera que besa el provocar
De la rosa cuando anuncia su entrever.

Confiero mis labios para morder
la factura de tus besos
y en su pago comprender
que mi boca es el ingreso a tu embeleso.

Testo mis oídos para acariciar
El intimo latir de tu corazón
Cuando la tristeza parece iniciar
el estertor alegre de tu pasión.

Entrego mi corazón para que rompas
Con ilusión los deseos del cuerpo
Y guardes el ritmo del compás
Cuando el amor llegue a su puerto.

Lego mis manos para no desperdiciar
Tu piel con temblor erótico
Donde asoma el impítu de codiciar
el rito de desarroparse en Pórtico.

Cedo mis hombros para que inclines tu cabeza
Cuando me recuerdes en el lecho
En el origen de la ausencia y te despoje la tristeza
Te aferres al corazón que está en mi pecho.

Otorgo mis pulmones para consagrar el aire
A tus besos que intimidan en el miedo ciego
Cuando tú boca enciende con donaire
La llama del amor que se prende como fuego.

Lo único que me llevo es el alma,
No se puede testar porque es ánima,
Es mi yo que firma un hasta luego

.Lo autorizado lo dejo en tono fuerte
Para cuando me llame la muerte
Te transfieran todo menos mi ego.

viernes, 5 de junio de 2009

VIVES EN NUESTRO RECUERDO, AMIGO
JUNIO 6 DE 2.009
Por: Fernando Benedetti

Carlos, te fuiestes como ave migratoria
Buscando parajes escondidos
Tu vida que fue riqueza extraordinaria
Se dispersó en instantes como soplos idos

Me espanta tu silencio en la oscuridad
El misterio me entristece
Cuando recuerdo que todo en la vida perece
Pero hay algo que no se pierde, la amistad

Nunca te gustaron las flores en camposanto
Ni las coronas ni los ramos
Tantas flores de poemas disfrutamos
Y en las rimas de tu afición, el canto.

"LIBRE" Carlos Alfonso Uribe



LIBRE 14/8/81Carlos Alfonso Uribe

Me siento libre,
a la vez creo estar solo,
comunico en mí
los sonidos rupestres
y hago un laberinto de ilusiones.
No es Sábado de gloria,
mas tengo un Cristo en mis manos,
ya no existen
mas deseos en mi alma
que apacigüen mis ternuras,
no hay mas liebres
que pisen mis tormentos.
Sigo en un lánguido
desliz luminario,
entrego mis ideas al viento,
mi armonía al mar,
y en un punto solitario
me entretengo.
Violetas en un cuadro negro
para recoger en mi desierto,
voraz tamiz
de bellas sombras.

lunes, 25 de mayo de 2009

"LAS DOS PIEDRAS" Fernando Benedetti

RELATO (Cuento corto)
LAS DOS PIEDRAS
FERNANDO BENEDETTI 01/2.009

En una mañana soleada, caminando por la playa, como era mi costumbre, me encontraba en un silencio especial, que recorría los laberintos de mi cabeza, en forma ordenada, con presentimientos formulados, en esos momentos puros en ese pasear por la arena blanca de mi playa preferida, con la cabeza baja sumida en ese silencio descrito anteriormente, me encontré dos piedra, una de color oscuro y la otra blanca, percibí en aquel instante, que estas piedras revelarían alguna cosa. Iba caminando con mi amigo José Luis Almeida, incrédulo como ninguno, Le dije José: éstas piedras, representan la sabiduría, nos darán la oportunidad única, de conocer la respuesta de los acertijos de la vida, sus ojos parecían salirse de sus orbitas y me dijo, te has vuelto loco, son solo piedras, piedras que salen de lo profundo del océano.

Aparece Lola, amiga de la infancia, transitando adormitada, con signos de preocupaciones y desvelos, una vez nos saludamos, José le pregunta, qué te pasa Lola, ella cabizbaja, le responde, estoy en una sin salida, no sé qué hacer, se me han presentado a la puerta de mi casa, dos personas, con dos propuestas peculiares, no tengo las respuestas.

El sol seguía calentando la hermosura de su playa, era domingo, día en que la gente acude con la familia entera, para esparcir las penas, para tomar el descanso merecido de una semana, sin afán, pero llena trabajo.

Lola, una sicóloga de mucha reputación en nuestro medio, tenía unos 25 años, de cabello largo oscuro, bien cuidado, glamorosa de silueta suelta, llevaba sudadera y zapatos tenis.

La preocupación sonó a mi oído, se agudizó mi mente, la curiosidad devoraba, aquella tarde de domingo en donde Lola, nos contaría, que le habían propuesto esas dos personas, que arribaron a su casa. No despedimos ya era tarde, José sin titubear después del beso, le dijo: Lola, esta misma noche quiero hablar contigo. Ella con cierto rubor en sus mejillas, le contesta, te espero a las 8 y media.

José y yo hablamos largo rato, con la mente confusa y pensando, si las piedras encontradas, nos darían la respuesta a los misterios que acogían a Lola, si todo no era fruto del azar, del destino, de la circunstancias del momento, que rodeaba nuestro entorno.

El reloj marcaba las 8 de la noche, José tomó el teléfono y se comunicó con Lola, preguntándole si yo podía acompañarlo, no hubo traba, el camino estaba abierto. Salimos juntos y a la 8 y media, Lola nos recibía en su casa. Era una noche clara, llena de luceros y de estrellas, que deseaban ser testigos, de lo acontecido, entre las 8 y media y las 11 de la noche.

Una vez sentados en la terraza de la casa de Lola, José y yo no miramos y ambos miramos a Lola, insinuándole, que empezará su historia, que dijeron las dos personas peculiares y que no tenía las respuestas.

La primera de ellas, se llama Juana, afirma Lola. Juana, es una mujer hermosa, de edad madura, de piel bronceada o mejor mulata, de bella dentadura, de 1.72 de estatura y con unos ojos que penetran hasta el fondo de la intimidad del alma.

Mientras oía la historia, introduje la mano en mis bolsillos, agarré con fuerza las dos piedras, que reposaban dentro y las bendije con la mente, solicitándole al Todopoderoso, que si había necesidad de usarlas, fuera lo indicado para cumplir lo escrito, en el libro de la vida.

La otra persona era Oscar, joven de 28 años, mal vestido y deteriorado por su afanosa juventud mal vivida desgastada por la pasión y el vicio.

Juana, amiga de la familia de Lola, de varias generaciones, le dijo: Lola, tuve un sueño que necesito revelártelo, soy vidente, yo sé lo que me dicen, los sueños míos. Te vi, hace cinco días, caminado por la plaza de San Marcos, en un rincón del Huila y te vi cayendo por suelo, vi al hombre, disparándote desde una casa en ruinas. Efectivamente nos contaba Lola, tenía programado acudir aquel lugar para recibir su herencia, la cita era inaplazable.

Por otra parte Oscar, era hijo del conductor de su difunto abuelo, muy querido en la familia, le entregó una carta, la que leyó Lola detenidamente. En ella, se desvelaba una amenaza de secuestro, común en nuestro medio, señalaba la fecha exacta, la hora, el lugar de los anticipados acontecimientos. Los ojos del joven, como perdidos por la fatalidad que se aproximaba, revelándole un amor apasionado, le imploraba a su amor secreto e imposible, que se fuera de viaje, que no permaneciera en Cartagena.

Después de contarnos lo dicho por las dos personas, una muy amiga, la otra de un amor secreto y que no conocía, soltó de sus bellos ojos, lagrimas que corrían a través de sus mejillas. Quiero consejos amigos míos, no sé qué hacer, si acudir a recibir su herencia o huir de la ciudad, para no ser secuestrada, ni poder estar con su nuevo amor secreto.

Volví a meter la mano, en el bolsillo y tome en ella a mis dos piedras, la saqué, las mire con amor hondo, sin dudas y mirando a Lola, le conté la historia de mis piedras, de la blanca, de la negra, las del bien, las del mal, las que salieron de lo profundo del océano.

Como sin palabras, solo con la mirada fija y penetrante, le dije: las piedras deciden tu futuro, escoge una de mis manos, en cada una se encuentra, una de color blanco, que decide, si escoges la entrega de tu herencia; la otra, la negra, la que te indica que abandona Cartagena y el amor de aquel joven que te confesó, su querer en la penumbras de su loca juventud.

El reloj marcaba las 10 y 45 de la noche, José, los luceros, las estrella, y yo, éramos testigo de la decisión de Lola. Había escogido la partida, dejar la ciudad, no recibir su herencia, dejar los recuerdos al azar del pensamiento de Oscar. Nos dio un beso y nos dijo, hasta luego.

Han pasado ya cinco años, de esta historia, Lola vive en Nueva York, le entregaron su herencia y se caso con Oscar, viven Juntos desde hace tres años y tienen una hija que, también llamaron Lola.